Abismo de Kanmangafuchi
Puede que el Abismo de Kanmangafuchi, una pequeña garganta formada tras la erupción del monte Nantai, no haga honor a su rimbombante nombre y se quede en unos simples rápidos del río Daiya, pero el sendero que conduce hasta él bordeando el curso del río es completamente maravilloso. Sin duda, uno de los mejores paisajes de Nikko, y eso no es poco.
Recorremos el camino a través del bosque siempre bajo la atenta mirada de las estatuas de Jizo que lo custodian, un bodisatva (alguien embarcado en la búsqueda de la suprema iluminación) protector de los niños pequeños y los viajeros. Originalmente había unas 100 estatuas pero muchas fueron arrastradas por las inundaciones de 1902 y en la actualidad quedan aproximadamente unas 70. Pese a este dato, se las sigue conociendo como Hyaku-jizou (100 Jizos) o Narabi-jizou (Jizos en línea).
El nombre de Bake Jizo (Jizos fantasma) procede de la creencia de que las estatuas juegan con los viajeros escondiéndose o cambiándose de sitio, algo que hace imposible contarlas con exactitud. Incluso omitiendo esta leyenda, es imposible caminar por la soledad de este antiguo bosque y no sentirse tremendamente impactado por el misticismo y la paz que desprende.
Para llegar hasta el sendero hay que cruzar el río junto a famoso puente sagrado Shinkyo, la primera parada en cualquier visita al complejo de santuarios y templos de Nikko. Continuamos caminando hacia la izquierda carretera abajo durante unos 10 minutos pasando a través de una zona residencial, para volver a cruzar el río por un pequeño puente. Desde ahí ya divisaremos el camino que recorreremos sin perder en ningún momento el cauce (salvo que queráis visitar un pequeño cementerio budista entre los árboles a la izquierda del sendero).
Un paraje perfecto para escapar de las multitudes que pululan por el resto de Nikko y dejarse absorber por la naturaleza del lugar.
Mapa
Imágenes | Miguel Michán
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